Denominada en su origen Sekia por el pueblo suesetano, paso a ser Segia con los celtíberos, Egessa en época romana-visigoda, Siya en época musulmana y, tras la conquista de Alfonso I, el Batallador, en 1105 y su incorporación al Reino de Aragón, Exea.
Ejea de los caballeros, con más de 15.000 habitantes, es la capital de la comarca de las Cinco Villas. Una comarca situada al norte de la provincia de Zaragoza que está formada por las localidades de Sos del Rey Católico, Uncastillo, Sádaba, Tauste y la propia Ejea de los Caballeros.
El topónimo de Ejea ha ido cambiando en función de los pueblos históricos que han ocupado su territorio: en su origen fue denominada Sekia por el pueblo suesetano, con los celtíberos pasó a ser Segia, fue Egessa en época romana – visigoda, Siya en la época musulmana y Exea tras la conquista de Alfonso I, el Batallador, en 1105 y su incorporación al Reino de Aragón.
A lo largo de su territorio se pueden encontrar vestigios de asentamientos prehistóricos de hace más de 10.000 años, destacando los yacimientos de La Huesera, Cerro Vicario o La Valchica de la Edad del Cobre y el de Piagorri I de la Edad del Hierro.
Roma reconoció su importancia geoestratégica y su riqueza cerealista y ganadera ocupando el territorio hacia el año 184 a. C. Desde entonces, Ejea fue protagonista de una intensa romanización, con numerosos restos que lo atestiguan, e, incluso, fue incluida en la ruta de la calzada que unía Caesaraugusta con Pompaelo. Un hecho destacado de este periodo fue el reconocimiento del valor de nueve guerreros segienses en la Guerra de los Aliados con concesión de la ciudadanía romana, que por primera vez fue otorgada a guerreros extranjeros.
Durante la Edad Media vivió momentos de decadencia y esplendor. El Conde Casio fue uno de los terratenientes hispanorromanos que dominó la zona tras la caída del Imperio Romano y quien pactó con los musulmanes para mantener sus propiedades a cambio de someterse políticamente. Con la llegada de los musulmanes la ciudad se transformó, se construyó la mezquita, la zuda y la muralla en la zona alta, o La Corona, y a sus afueras, se instalaría el barrio mozárabe para la población cristiana. Ejea fue conquistada por Alfonso I El Batallador que le concedió su Carta Puebla y otros privilegios ampliados por sucesivos reyes (Fueros de Ejea) para favorecer su repoblación a cambio de la defensa del territorio. El medioevo ejeano estuvo protagonizado por la presencia y convivencia de las tres culturas: musulmana, judía y cristiana y ha quedado reflejado en las calles y monumentos de localidad: barrio de La Corona, muralla cristiana, la judería, el palacio real de Jaime II, los cementerios, ermitas… e iglesias:
- San Salvador, un templo-fortaleza construido a finales del siglo XII y comienzos del XIII en estilo románico que fue muy reformado en el gótico. Del estilo Románico destacan dos portadas realizadas por el taller del Maestro de San Juan de la Peña y del Gótico las dos torres fortificadas, una sin terminar, un retablo gótico internacional, las capillas laterales y la cabecera con bóveda de crucería.
- Santa María de la Corona, iglesia románica del s. XII que fue ubicada en la zona alta, donde estuvo el antiguo castillo. Mantiene su estructura de una nave, una portada abocinada y una torre con añadidos mudéjares.
- Nuestra Señora de la Oliva: se construyó en el s. XVIII sobre otro templo dedicado a San Pedro y cambió su advocación por albergar una escultura de la Virgen de la Oliva del siglo XIV, de estilo Franco-gótico, procedente del monasterio navarro de La Oliva.
Durante los s. XVI y XVII la prosperidad económica de Ejea se tradujo en la construcción de palacios de estilo aragonés localizados, fundamentalmente, en el eje de la calle Mediavilla – Plaza – calle Ramón y Cajal y de otras obras civiles y religiosas como el Convento de los Capuchinos.
El siglo XVIII fue de crisis, la guerra de Sucesión y las epidemias afectaron al desarrollo demográfico y económico. La predominancia de la ganadería trashumante procedente de cabañas navarras y pirenaicas se sustituyó por la local y al ovino se le sumó la explotación de reses bravas. La agricultura de secano mediterránea: trigo, vid y olivo, dependiente de las lluvias, era practicada en un porcentaje muy bajo de su término.
En la época contemporánea el liberalismo político y económico fue introduciendo sus nuevos principios basados en sistemas políticos representativos, economías capitalistas y una sociedad de clases a partir del s. XIX. En Ejea la tierra y el agua serán los elementos que protagonicen este proceso de implantación de la propiedad privada y eliminación del régimen señorial, siendo lo más destacado de la reforma agraria la privatización de las propiedades municipales de propios, el mantenimiento de la propiedad imperfecta de los los bienes comunes y el auge de las roturaciones.
En los años 20 del s. XX hubo un momento de crecimiento demográfico y económico con la llegada del ferrocarril en 1915, que favoreció la salida de los excedentes agrícolas, la creación de la industria harinera y la mecanización del campo. Con la II República se puso en marcha un amplio plan de reformas, entre las que destacaba la recuperación de los bienes comunales o el inicio de las obras del Canal de las Bardenas que quedaron relegadas por la Guerra Civil y la Dictadura.
Ya en la década de 1950, en la etapa del desarrollismo del franquismo, Ejea formó parte de un plan económico de modernización hacia la agricultura de regadío promovido por el Instituto Nacional de Colonización. El Plan Aragón, finalizado en 1959, incluía la construcción del pantano de Yesa y la finalización del Canal de Bardenas destinado a canalizar el agua del pantano hacia las tierras de Bardenas Reales de Navarra y las Cinco Villas de Zaragoza. Esta intervención dio lugar a la creación de seis nuevos pueblos dependientes o localidades del término municipal de Ejea: Pinsoro, El Bayo, Valareña, El Sabinar, Santa Anastasia y Bardenas del Caudillo que se unieron a los ya existentes de Rivas y Farasdués. Como consecuencia, la producción del cereal y la remolacha aumentó y con ella, el desarrollo de la industria agroalimentaria y de otros sectores económicos.
Ejea se ha conformado a lo largo de todos estos siglos entorno a la tierra y al agua y hoy, gracias a ellos, Ejea sigue siendo uno de los principales municipios de Aragón que crece y avanza hacia la sostenibilidad.
Fuente
- Marín C., Piedrafita E., Jericó J. L., Remón J.A. y Cortés M. Historia de Ejea. (2017). Historia de Ejea. Institución «Fernando el Católico». 2017.
- http://turismoejea.es